El presente artículo explora la visión que tuvo Ibn al-‘Awwām —agrónomo andalusí del siglo XII— sobre los árboles como seres sensibles, a partir de su obra Kitāb al-Filāḥa. A través de una lectura analítica de su tratado y del contexto científico y cultural de al-Andalus, se argumenta que su pensamiento prefigura, de forma empírica y poética, nociones modernas como la comunicación vegetal, la respuesta sensorial de las plantas y su cuidado como organismos vivos complejos. Este estudio busca valorar la vigencia de una mirada agronómica que integra saber técnico, experiencia directa y una ética de cuidado hacia lo vegetal.
El siglo XII fue un período de enorme riqueza intelectual en al-Andalus, donde convivieron la ciencia, la filosofía, la medicina, la poesía y la agricultura como expresiones complementarias del saber. En este contexto florece la figura de Ibn al-‘Awwām, un agrónomo que recopiló, sistematizó y puso en práctica conocimientos agrícolas de fuentes grecolatinas, persas, islámicas y propias.
Su tratado, Kitāb al-Filāḥa (El Libro de Agricultura), es una enciclopedia de más de 1.800 citas de autores clásicos, y una de las obras más completas sobre el cultivo en climas mediterráneos. Más allá de su valor técnico, el texto refleja una visión particular del mundo vegetal, en la que los árboles no son simples recursos productivos, sino organismos sensibles, capaces de responder, adaptarse e incluso “sentir” en su propio lenguaje.
Este artículo explora cómo Ibn al-‘Awwām construyó esa idea desde la observación y el ensayo, y cómo anticipa, en clave medieval, nociones de la ciencia vegetal contemporánea.
Ibn al-‘Awwām y el árbol como sujeto vivo
¿Quién fue Ibn al-‘Awwām?
Abū Zakariyyāʾ Yaḥyà ibn Muḥammad ibn al-ʿAwwām al-Ishbīlī fue un sabio andalusí, probablemente de origen árabe, que vivió en Sevilla en el siglo XII. Se conocen pocos detalles biográficos, pero su obra lo revela como un experto práctico, profundamente vinculado a la tierra.
A diferencia de otros tratadistas que simplemente recopilan, Ibn al-‘Awwām prueba lo que escribe. Muchas de sus afirmaciones están acompañadas por expresiones como “he experimentado esto”, “lo he visto con mis propios ojos”, o “esto lo he comprobado varias veces”.
Esto le otorga un carácter empírico, incluso experimental, que lo distingue en el contexto medieval.
La mirada vegetal
Los árboles son protagonistas centrales en el Kitāb al-Filāḥa. Ibn al-‘Awwām les dedica capítulos enteros a su plantación, injerto, poda, riego, enfermedades y fertilización. Pero más allá de las técnicas, emerge una convicción implícita: los árboles son seres que responden.
Frases como “el árbol sufre si se le poda en mal momento”, “algunos aceptan el injerto, otros lo rechazan”, o “el olivo florece si está en buena compañía” son frecuentes. Aunque no usa términos modernos como “sensibilidad vegetal” o “neurobiología”, sus descripciones reflejan una intuición de la vida compleja de los árboles.
Cómo probó que los árboles sienten
Poda y sufrimiento
Una de las pruebas más claras que ofrece Ibn al-‘Awwām sobre la sensibilidad vegetal está en su tratamiento de la poda. Él insiste en que no debe realizarse en cualquier momento ni de cualquier forma. Si se hace en el momento incorrecto, dice:
“El árbol se debilita, su savia se retrae, y su producción se reduce o cesa del todo.”
Este tipo de observaciones indican que él interpretaba al árbol no como una máquina agrícola, sino como un organismo vivo, con tiempos, ritmos y límites. De hecho, afirma que algunos árboles “resienten” la poda como una agresión, lo que hoy entenderíamos como respuesta al estrés ambiental o mecánico.
Injerto y afinidad vegetal
Ibn al-‘Awwām desarrolló decenas de combinaciones posibles de injertos entre distintas especies. Lo notable es que no solo analiza la compatibilidad técnica, sino también la afinidad orgánica. Algunas especies aceptan el injerto y florecen juntas; otras lo rechazan, y ambas partes fracasan.
Esto lo llevó a pensar que los árboles “eligen” con quién convivir, como si existiera una comunicación o una inteligencia vegetal sutil. Hoy, la biología vegetal ha demostrado que las plantas reconocen tejidos propios y ajenos, y que activan defensas celulares cuando se detectan incompatibilidades. Ibn al-‘Awwām intuyó esto ocho siglos antes.
Compañía y respuesta emocional
Otro aspecto fascinante de su visión es su interpretación del entorno. En pasajes sobre huertos mixtos, afirma que ciertas especies mejoran su producción si están cerca de otras especies vegetales. Por ejemplo, que el granado crece mejor si está cerca del laurel o que los naranjos se desarrollan mejor con sombra parcial.
Más que una simple técnica agrícola, esta idea revela una comprensión de la interdependencia entre árboles, un concepto que hoy se conoce como simbiosis o cooperación vegetal. Él no lo explica desde la fisiología, pero lo experimenta desde la práctica, y lo valora como un principio de diseño del huerto.
Una sabiduría ancestral, hoy redescubierta
Conexión con la ciencia actual
La ciencia contemporánea ha empezado a estudiar lo que Ibn al-‘Awwām observó desde su intuición agrícola. Hoy se sabe que:
Ibn al-‘Awwām no conocía estos términos, pero los anticipó con un lenguaje empírico y poético: “El árbol siente. No habla, pero responde.”
Ética del cuidado vegetal
Más allá de lo técnico, su obra transmite una ética del cuidado. Cuidar un árbol es más que asegurar un fruto: es un acto de respeto hacia una forma de vida. Esto se refleja en recomendaciones como:
En esta ética implícita, el árbol merece dignidad, aunque no hable ni se mueva como el ser humano.
Saber con la tierra, saber con los árboles
Ibn al-‘Awwām fue mucho más que un agrónomo medieval. Fue un observador fino de la vida vegetal, un sabio que practicaba un conocimiento situado, humilde, paciente. En su obra, los árboles son seres vivos con memoria, necesidad de compañía y respuesta emocional. Son compañeros silenciosos en la tarea de cultivar, alimentar y cuidar la vida.
Hoy, su pensamiento se recupera no solo por su valor histórico, sino por su vigencia ecológica y filosófica. Frente a una modernidad que ha cosificado a la naturaleza, Ibn al-‘Awwām nos invita a volver a mirar a los árboles como sujetos, no objetos, como interlocutores posibles en una ética del mundo compartido.
Referencias